Tengo un tío, el mejor padrino del mundo, que mide con un
metro la distancia entre copa y copa, plato y cubierto. Yo no voy tan al
extremo, pero pienso que una mesa bien decorada, hace que un día que podría ser
uno más, se vista de fiesta. Mamá siempre pone especial esmero en la comida. Y
qué rica está. Este año, gracias a Dios, ha sido un poco más ligerita, que
si no, siempre salíamos rodando.
Cada año, mi madre me encarga que haga el sitting de
Navidad… a pesar de ser cada año, nunca son iguales… Éste año, después de tener
en mi posesión preciosos papeles de Scrapbooking de temas navideños, ha sido
cuestión de coser y cantar.
Corté 20 trozos de cartulina alargados, con un corte en cada
lado, para hacer de servilletero, y luego, con pinzas de ropa de madera,
pusimos el nombre de cada comensal. Un poco de envejecedor, el toque de un
troquel, y ¡listo! Luego, para poner el nombre, enganché la inicial de cada
uno, con restos del abecedario que compramos para el taller del Calendario de
Adviento. Son pequeñas tonterías, que hacen de ese día, un día especial.
En casa de la Abueli, todos hemos de poner de nuestra parte
y ayudar. Es un día que nos reunimos muchos, muchísimos, y cada uno pone su
toque o granito de arena. La Abueli sus macarrones y sopa de Galets; Mi tía,
que es superdetallista y está en todo, nos puso estas chocolatinas
personalizadas con frases típicas de casa por Sweet in a box , para cada sobrino… No podéis
imaginar la ilusión que nos hizo.
Luego mi prima Anna, hizo galletitas con
fondant y un servilletero con el nombre de cada uno. Quedó todo redondo.
Y si todo está bien organizado, luego es más fácil disfrutar
de lo verdaderamente importante: la familia.
Y…ya para acabar, os dejo una genial idea que tuvo una amiga
mía, con su permiso, para hacer una
corona de Adviento para su primera Navidad de casada. Fácil y queda ideal.