Cómo
sabéis me podéis hacer encargos de cualquier tipo y de lo más variopinto... y
eh aquí un ejemplo. Ricky me pidió un encargo, para regalar a un amigo por su
cumpleaños. Quería una lámina con un escrito que les motivaba mucho a los dos,
de un discurso de Theodore Roosvelt. La verdad es que nunca había escuchado tal
discurso y me caló hondo.
Impacta constatar cómo los grandes discursos son
atemporales, y aunque algunos fueron pronunciados para circunstancias
concretas, hace mucho tiempo, siguen siendo vigentes, actuales y de gran
impacto para nuestro tiempo.
Este
fragmento fue el que Mandela entregó a Pienaar, capitán del equipo de rugby de
Sudáfrica, durante la final del Mundial de Rugby de 1995, el cual ganaron.
The Man in the arena es el título de este discurso que Roosevelt dio en La Sorbona en París, Francia, el 23 de abril de
1910. Y el fragmento
más famoso del discurso dice así:
"No es el crítico quien
cuenta; ni aquellos que señalan como el hombre fuerte se tambalea, o en qué
ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento
pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado
por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y ' da un
traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente
se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes
devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos
encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de
los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que
su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la
victoria ni el fracaso".
Theodore Roosvelt
Aquí os dejo unas imágenes de cómo quedó la lámina de foam;
Ricky quedó tan contento que me pidió otra para colgar en su zona de trabajo.